Tras el terremoto y posterior tsunami sufridos en la región de Tohoku, al noroeste de Japón, el 11 de marzo, las miradas de la prensa se centraron en el peligro que suponía la situación precaria en la que se encuentra la central nuclear de Fukushima Daichi.
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Fukushima: la seguridad de las centrales nucleares en cuestión
Más allá del sensacionalismo de algunos medios de comunicación, es innegable que una cierta cantidad de radiación se liberó a la atmósfera tras la explosión del reactor número 3 y, posteriormente, diversas informaciones más o menos contradictorias apuntan a más radiación liberada por la central.
Ahora, con el anuncio de la canciller alemana Angela Merkel de cerrar las centrales nucleares en 2022, se reabre el interesado debate nuclear.
Se tiene miedo a lo que no se conoce, y más aún, a lo que no puede verse, olerse o tocarse.
Pero nosotros, como en otras ocasiones, estamos en contra del miedo por ignorancia. Por ello, nos hemos puesto a investigar sobre el efecto de las radiaciones sobre la salud humana.
En el blog de la Asoc. Chernobyl hemos encontrado información que nos ha parecido objetiva y seria.
Midiendo las radiaciones nucleares
Lo primero que tenemos que saber es que la medida utilizada para medir los niveles de radiación sobre las personas es el sievert.
Pero como es una unidad enorme, se suele hablar en términos de milisievert, la milésima parte de un sievert.
Aún así el milisievert es demasiado grande para medir con detalle, por lo que también se utiliza el microsievert, que equivale a la millonésima parte de un sievert.
El punto más importante para poder hablar de radiación y salud es comprender que la radiación es siempre acumulativa y que la radiación adquiere importancia solo en relación al tiempo.
Por ello, los límites de radiación «saludables» se expresan en unidades de tiempo de exposición, de modo que la dosis máxima recomendada para un trabajador profesionalmente expuesto es de 50 milisieverts al año, mientras que esa dosis sube hasta los 100 milisieverts si se habla de un periodo de 5 años.
Como la radiación es acumulativa, si un trabajador recibe el límite de los 50 milisieverts en un año, en los siguientes 4 años solo puede recibir 50 milisieverts más. Es decir, si en el segundo año recibiese de nuevo otros 50 milisieverts, en los siguientes 3 años no podría trabajar expuesto a radiación.
Por este «efecto acumulación», si un trabajador se expone a una fuente de radiación de un milisievert por hora, en 50 horas habrá recibido la radiación permisible para todo el año.
A partir de ese momento, por tanto, no podría ya exponerse durante un año a cualquier fuente de radiación.
Por todo ello, es inútil hablar de sieverts o microsieverts si no se expresan en términos temporales.
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Por ejemplo, en la fotografía anterior puede verse que la radiación en ese momento es de unos 15,45 microsieverts por hora.
Haciendo los cálculos pertinentes se llega a la conclusión de que, con esa radiación, en poco mas de cuatro meses el trabajador habrá recibido la dosis máxima para todo el año.
Radiación nuclear y riesgo para la salud humana
¿Cuál es la dosis máxima permitida para una persona (no profesionalmente expuesta) en las cercanías de una Central Nuclear?
Según las regulaciones norteamericanas para las plantas nucleares y la población del entorno, son de 1 milisievert por año y 0,02 milisieverts por hora.
¿Qué significa esto? Que si en una planta nuclear se produjese un escape radioactivo con una intensidad de 0,02 milisievert por hora, la población cercana obligatoriamente tendría que ser evacuada.
Este es el motivo por el que resulta tan difícil tomar decisiones por parte de las Autoridades para evacuar a la población de las zonas potencialmente peligrosas tras un escape radioactivo.
Los picos de radioactividad fluctúan constantemente y la nube radioactiva puede moverse por rachas de viento a zonas despobladas o al mar, sin peligro inminente para las personas.
Sin embargo, si la nube radioactiva se deposita en regiones habitadas, aunque su radioactividad sea baja, se convierte en permanente y, al cabo del tiempo, como la radioactividad es acumulativa, puede superar el umbral máximo permitido de radiación para las personas.
En la central de Fukushima se han registrado picos de radiación de 700 milisieverts por hora.
Unos niveles que, de mantenerse fijos, supondrían la muerte irremediable de una persona tras 9 horas de exposición.
Ello nos da una idea de las dificultades y riesgos a los que se están enfrentando los «héroes de Fukushima» al igual que lo hicieron los «liquidadores de Chernobyl«.
Efectos de las radiaciones sobre el ser humano
Estos son los efectos de las dosis en sieverts por día en el ser humano:
De 0,00 a 0,25: Ningún efecto apreciable al momento
De 0,25 a 1,00: Náuseas, fatiga, vómitos, perdida parcial del apetito.
De 1,00 a 3,00: Náuseas muy severas. Pérdida absoluta del apetito. Envenenamiento. Posible recuperación con tratamiento, pero no es segura la recuperación.
De 3,00 a 6,00: Diarreas. Hemorragias. Esterilidad. A partir de 3,50 Sievert, si no hay tratamiento: Muerte segura.
De 6,00 a 10,00: Parálisis. Deterioro del sistema nervioso central. Incluso con tratamiento, muerte casi segura.
Por encima de 10,00 sievert: Muerte sin remedio.
Más información de los efectos de las radiaciones, aquí:
Artículo publicado originalmente el 31 de mayo de 2011 en nuestro anterior blog y trasladado a éste, incluyendo nueva información que revisamos regularmente.