Tokio es una enorme ciudad llena de lugares fascinantes, como Omoide Yokochō (思い出横丁), uno de nuestros rincones favoritos de Shinjuku (新宿区), el barrio de los neones, la diversión y un buen número de sitios ocultos para descubrir.
Unos estrechísimos callejones abarrotados de minúsculos restaurantes envueltos en el humo de las parrillas en las que se preparan famosos platos de la gastronomía japonesa como el yakitori.
Un lugar que se resiste a ceder el paso a la modernidad y donde todas las noches se reúnen los trabajadores trajeados a tomar cervezas y a hablar relajadamente de su vida y sus negocios.
Así es Omoide Yokochō. Un lugar que te recomiendo descubrir si viajas a Tokio. Sobre todo si puedes visitarlo al atardecer.
Tokio, una gran ciudad llena de lugares ocultos
Aunque ya hemos visitado Tokio decenas de veces, todavía hay numerosos rincones secretos de esta fabulosa megalópolis que descubrimos en cada viaje.
Se dice que en el centro de Tokio, que comprende 23 barrios, concentra una población de más de 13 millones de habitantes.
Aunque las estadísticas no se ponen de acuerdo con la cifra, lo cierto es que Tokio es una ciudad enorme, lo que hace que también albergue numerosos lugares desconocidos y ocultos para el turista habitual.
Puedes aprender más sobre Tokio leyendo nuestra Guía Básica de Tokio.
Un lugar realmente pintoresco
En el otoño de 2010 visitamos por primera vez uno de los lugares más pintorescos de Tokio y, por qué no decirlo, uno de mis lugares favoritos de esa ciudad: Omoide Yokochō.
Anteriormente había leído algo sobre este lugar, pero nunca antes tuvimos tiempo para visitarlo, hasta que ese otoño nuestra amiga Mikiko (gracias al consejo e indicaciones de alguno de sus compañeros de trabajo) nos llevó hasta allí y pasamos una noche inolvidable.
Omoide Yokochō, un reducto del viejo Shinjuku
Omoide Yokochō (思い出横丁) puede traducirse por “callejón de los recuerdos” y aunque su nombre puede sonar romántico y nostálgico, en realidad es un oscuro rincón situado en Shinjuku, el barrio más grande y poblado de Tokio, donde actualmente vive la mayor proporción de extranjeros de todo Japón.
Un laberinto de callejones
Se trata de un pequeño laberinto de callejones tan estrechos que en algún tramo puedes tocar los dos lados tan solo estirando los brazos (o casi).
Omoide Yokochō está situado cerca de la salida Oeste de la estación de Shinjuku y lo forman dos callejones paralelos en los que se amontonan más de 50 locales de comida, principalmente bares e izakayas (tabernas japonesas). Muchos de ellos son tan pequeños que apenas caben en ellos una docena de clientes (en algunos apenas la mitad).
A estos locales acuden sobre todo los trabajadores de las oficinas de los alrededores al acabar su jornada; también personajes más o menos bohemios y últimamente un número creciente de turistas chinos, coreanos y estadounidenses.
Puesto que en ellos se cocina a la brasa, el fuerte olor de la comida y hasta incluso el humo y el vapor grasiento inundan los callejones.
Allí lo típico es beber mucha cerveza y mucho sake mientras se disfruta del sabor de las yakitori.
Resistiendo al avance de la modernidad
Omoide Yokochō es uno de los pocos lugares del viejo Shinjuku que aún resiste al avance de la modernidad, manteniendo casi inalterado el ambiente de los sucios y destartalados callejones del Tokio de la época Showa (1926-1989) y que actualmente tan solo puede conocerse visitando recreaciones como la del Museo del Ramen de Shin-Yokohama.
Comer, beber o simplemente pasear por Omoide Yokochō
Estos callejones son ideales para comer y beber, pero también fascinantes si solo paseas por ellos y disfrutas del ambiente.
Las mejores horas para comer y beber son entre las 18:00 y las 21:00 aunque también son las horas de más afluencia y a veces (sábados, festivos o fechas como las cercanas a la navidad, por ejemplo) resulta difícil conseguir sitio y en estos locales generalmente no se aceptan reservas, por lo posiblemente necesites hacer cola.
¿Cuándo visitar Omoide Yokocho?
Si se quiere pasear por aquí y disfrutar del ambiente, entonces lo mejor es ir de 19:00 a 20:30 aproximadamente.
La comida en Omoide Yokochō
Como ya he dicho, en los callejones de Omoide Yokochō hay aproximadamente 50 minúsculos locales (quizás algunos más), muchos de ellos tan pequeños que apenas caben 6 u 8 personas apiñadas (aunque también algunos tienen planta de arriba).
Incluso algunos restaurantes disponen solo de una o dos mesas, o son solo un mostrador y varios bancos.
Además, en muchos de estos restaurantes suelen utilizarse cajas de cervezas como improvisados asientos.
Importante
Si padeces alguna alergia o intolerancia alimentaria o si eres vegetariano o vegano, te recomiendo leer nuestro artículo sobre alergias alimentarias, intolerancias y veganismo en Japón:
Si tienes dudas sobre la comida en Japón, contacta con nosotros.
El plato estrella de casi todos esos locales es el yakitori (焼き鳥), brochetas de pollo también conocidas como kushiyaki (串焼) que en sus orígenes consistían en piezas de pollo y verduras cocinadas a la parrilla y servidas con sal o salsa teriyaki.
Y cuando digo pollo, me refiero a cualquier parte del pollo.
De hecho, algunos locales cuentan con un menú en papel y, si sabéis japonés o alguien te lo traduce, verás que puedes elegir brochetas de cada parte del pollo en particular, incluyendo corazones (algo que, por cierto, también puede encontrarse en algunos puestos yatai de festivales), mollejas (cerebro) o tripas variadas.
También es posible que en algún local ofrezcan yakitori de cerdo, vaca o productos del mar.
Además, en invierno, las tabernas de estos callejones suelen ofrecer oden, un plato japonés que consiste en diversos ingredientes cocidos en una gran olla.
Entre los ingredientes del oden, los más habituales son el daikon (rábano gigante), el huevo, el konnyaku y la chikuwa cocidos en un caldo compuesto de alga konbu y katsuobushi (bonito seco cortado en escamas).
Pero en realidad la variedad de platos y sabores es inmensa puesto que casi todos los locales de estos callejones tienen la categoría de izakaya por lo que también se sirve sashimi de todo tipo de pescados, ensaladas, sushi, etc.
De hecho, la primera vez que visitamos Omoide Yokochō fue también para nosotros la primera vez que probamos sazae (サザエ) con nuestros amigos Mikiko y Hiroyuki (¡gracias Mikiko por tu sugerencia!).
La sazae es una concha enorme servida sobre una pequeña parrilla donde la concha se cocina en su propio jugo. Al tratarse de un caracol marino de gran tamaño, resulta llamativo y algo desagradable a la vista. ¡Parecía que estábamos comiendo en una taberna de Star Wars!
Algunas de las tabernas de Omoide Yokochō son famosas por sus exóticas especialidades, como sucede con el restaurante “Asadachi”, que ofrece “delicias” como testículos de cerdo, pene de caballo, sashimi de rana o salamandra a la parrilla entre otras…
(El nombre de este restaurante puede traducirse como “tronco de la mañana”, haciendo referencia al vigor sexual que supuestamente otorgan estos platos a quien los disfruta)
Ciertamente muchas de las “delicias” de las izakaya de estos callejones pueden sonar realmente desagradables para el turista occidental, pero como dice nuestra amiga Miyuki: “no preguntes el nombre; solo cómelo“.
La Bebida
Como en el resto de izakayas de Japón, las bebidas “oficiales” demandadas masivamente por los clientes son la cerveza y el sake (que puede disfrutarse tanto frío como caliente).
Las tabernas de Omoide Yokochō no disponen de aseos. Si necesitas ir a uno, están situados en los propios callejones e indicados de manera clara
También es posible probar otras bebidas típicas de Japón, como el shōchū (焼酎) o el umeshu (梅酒) e incluso bebidas occidentales.
Eso sí, es tradición acompañar la bebida con comida. Si no, es posible que el camarero te pida amablemente que pagues y te vayas.
Importante
Comer y beber en Omoide Yokochō no es una experiencia recomendada para todo el mundo.
Generalmente los menús están escritos solo en japonés y la mayor parte de las veces están colgados de las paredes y sin fotos (aunque cada vez más restaurantes están ofreciendo ya los menús en inglés).
Además, las porciones de comida son muy pequeñas para el gusto occidental.
Algunos extranjeros se han quejado de los elevados precios y de que todo está en japonés y realmente no sabes lo que estás pidiendo ni lo que cuesta (y los que allí trabajan no saben apenas inglés), por lo que algunos incluso tachan a estos locales de estafadores.
Los elevados precios de la comida y la bebida de estos locales van en consonancia con los habituales de las izakaya.
Es decir, aunque el aspecto de estos locales sea mugriento y algo abandonado, siguen siendo muy valorados por los japoneses de paladar más refinado por lo que los precios son elevados.
Como me decía mi amigo Yas Kawamura hace muchos años, Japón es un país caro porque solo vas a poder experimentar el mejor Japón gastando mucho dinero. Esa idea nos ha acompañado en todos nuestros viajes y creo que es la que debería acompañarte siempre antes de experimentar algo nuevo.
El placer de descubrir los callejones paseando
Si no sabes japonés (aunque ya he dicho que cada vez más izakayas ofrecen menú en inglés) o simplemente no te atreves a entrar a comer en uno de los reducidos garitos de Omoide Yokochō, al menos no dejes de pasear por estos callejones.
Al anochecer, cuando los agotados asalariados de las oficinas de los alrededores salen de su trabajo, acuden a relajarse tomando cerveza y sake (muchas veces en exceso) acompañando la bebida con unas brochetas yakitori sentados en angostos locales con olor a parrilla llenos de gente ruidosa que en muchas ocasiones ni siquiera habla japonés sino chino o coreano.
Y es que, a pesar de lo extraños que resultan estos callejones, pocos lugares de Tokio pueden ser tan internacionales y tener visitantes tan variopintos como Omoide Yokochō: desde asalariados en traje y corbata hasta incluso luchadores de sumo principiantes, y tal vez, si tienes suerte, algún famoso artista bohemio.
Para el viajero occidental, el ambiente de laberinto mugriento resulta tan sorprendente como familiar.
Y ello porque hay quien dice que estos callejones recuerdan al ambiente cyberpunk de los puestos de comida de la película “Blade Runner“, donde la mugre contrasta con el ambiente sofisticado, luminoso y futurista de las calles de Shinjuku.
Cuando escuchas que a esta zona también se le llama “callejón del pis” (しょんべん横丁) o “callejón de las cucarachas” (ゴキブリ横丁) te haces una idea más gráfica de cómo son.
A nosotros nos recordó los cada vez menos numerosos callejones de Kowloon, el distrito peninsular de la ciudad de Hong Kong (por cierto, existe una sala de videojuegos ambientada en los callejones de la ciudad amurallada de Kowloon de la que ya hablé hace tiempo).
A pesar del destartalado aspecto de los callejones, está prohibido fumar mientras se camina por ellos. Tan solo está permitido (e incluso es la costumbre) fumar dentro de los locales.
Un último consejo: estos callejones despliegan todo su encanto por la noche. No los visites por el día.
(Sigue leyendo)
Una de las razones es que al consumir alcohol tanto hombrds como mujeres suelen quedarse dormidas e. La calle como es comun con los empleados de oficina y a veces suelen despertar las mujeres en habitaciones de love hotel y los hombres por la policia. Es algo que mi esposa me cuenta de esta area ademas shinjuku es el area de luz roja de japon(zona de prostitucion) donde mafias rusas o yakuzas manejan el area lo que potencialmente es peligroso pero si se tiene. Relaciones comerciales con ellos de resto es una zona tranquila de bares muy pequenos que se llenan siempre
Hola Andrés
Un amigo de Tokio nos contó algunas de esas cosas pero yo pensaba que era una leyenda.
No sabía que la mafia rusa operaba allí también. Pensaba que solo la yakuza.
Por lo general no me parece una zona peligrosa ni mucho menos aunque entre las chicas japonesas jóvenes tiene mala fama.
Gracias por tu comentario.
Es muy interesante saber la opinión de quienes viven allí.
No recuerdo el nombre del bar pero he rescatado una foto del callejón donde se puede ver cual es:
http://awoisoak.com/wp-content/uploads/2017/06/dsc03452_lzn.jpg
Es el bar del cartel rojo en el suelo con la lámpara.
La terraza en sí no es que tenga grandes vistas (da al callejón de hecho) pero en verano siempre se agradece un poquito de terraceo 😉
Hola AwOiSoAk
Perdona, se nos pasó este comentario tuyo.
Muy muy chula la foto.
Lo tendremos en cuenta para la siguiente visita a los callejones.
Muchas gracias
Uno de los bares del callejon tiene tres pisos, y en el de arriba del todo hay una mini terraza con una mesa (caben 6-8 personas como mucho).
El bar tiene un cartel rojo en la entrada y, al menos el primer piso, suele estar siempre lleno.
Es una de esas pequenias gemas ocultas que le puede servir a alguien.
Una información muy interesante. ¿Recuerdas el nombre de la izakaya? No la conocemos aunque supongo que será bastante visible, ¿no?
Gracias por compartir tus conocimientos.