La película «El Último Samurái» (2003), dirigida por Edward Zwick, se inspira libremente en un episodio real de la historia de Japón, y tanto el personaje de Katsumoto Moritsugu (interpretado por Ken Watanabe) como el capitán Nathan Algren (interpretado por Tom Cruise) están basados en personajes reales, como ahora veremos.
Aunque la cinta toma muchas licencias históricas, logra transmitir el espíritu de una época y la dignidad con que los antiguos guerreros afrontaron su destino.
Contexto histórico de El Último Samurái: Japón entre la tradición y la modernidad occidental
En la segunda mitad del siglo XIX, Japón vivía una transformación radical.
Durante más de dos siglos, el país había estado gobernado por los shōgun Tokugawa, bajo un régimen feudal que mantenía a la nación aislada del mundo exterior.
Sin embargo, todo cambió en 1853 con la llegada del comodoro estadounidense Matthew Calbraith Perry, quien obligó a Japón a abrir sus puertos al comercio internacional.

¿Sabías que…?
Hay una película de John Wayne que hace referencia a este suceso histórico.
Este suceso desencadenó una profunda crisis política y social.
La figura del emperador, hasta entonces simbólica, fue recuperando poder frente al shogunato.

En 1868, tras una breve guerra civil conocida como la Guerra Boshin (戊辰戦争), el joven emperador Meiji restauró el poder imperial y comenzó una serie de reformas para convertir Japón en una potencia moderna.
Se abolieron los feudos, se creó un ejército nacional y se incorporaron instituciones occidentales.
En la película «El Último Samurái», el protagonista, Nathan Algren (Tom Cruise) llega a Japón durante la Restauración Meiji, un periodo crucial en el que el país pasó de ser un sistema feudal gobernado por el shogunato Tokugawa a convertirse en un Estado moderno e industrializado.
Durante más de 250 años, los samuráis (侍) fueron la clase dominante en Japón, servidores de los señores feudales (daimyōs) y del shōgun.
Sin embargo, la llegada de Occidente y la presión por modernizar el país pusieron fin a su poder. La figura del emperador (天皇, Tennō), que hasta entonces había sido simbólica, recuperó protagonismo con la Restauración Meiji en 1868.
Pero no todos vieron con buenos ojos estos cambios.
Muchos samuráis, que durante siglos habían sido la élite militar y moral del país, se sintieron desplazados, sin su posición social ni su fuente de ingresos.
Entre ellos estaba Takamori Saigō, un guerrero de corazón noble y firmes convicciones.
Su vida, marcada por el honor, la lealtad y la tragedia, sirvió de inspiración para la famosa película protagonizada por Tom Cruise.
IMPORTANTE: no olvides tu seguro de viaje para Japón. Nosotros contratamos siempre Intermundial por sus coberturas. Y con el código de descuento JAPONSECRETO10 te ahorrarás un 10% aquí.
|
Descubre los lugares más interesantes de Japón con la compañía de un guía gratuito en español. ¡Reserva pronto! Free Tours en Japón |
Pero más allá del relato cinematográfico, la historia real de Takamori refleja uno de los momentos más intensos de la historia moderna de Japón: el choque entre la tradición samurái y la modernización del país durante la Era Meiji.
En la película, la relación entre Nathan Algren (Tom Cruise) y Katsumoto Moritsugu (Ken Watanabe), marcada por el respeto y la admiración mutua, refleja el choque cultural entre Oriente y Occidente, tradición y modernidad.
Saigō Takamori: la historia real detrás de El último samurái
La película «El Último Samurái» (2003), dirigida por Edward Zwick, se inspira libremente en la vida de Takamori.
En el film, el personaje de Katsumoto Moritsugu, interpretado magistralmente por Ken Watanabe, representa una versión idealizada del líder samurái Takamori Saigō.
Aunque el contexto histórico está adaptado (y presenta algunos errores históricos), muchos de los valores y acontecimientos de la Rebelión de Satsuma se reflejan claramente.
| Come en los restaurantes donde comen los japoneses, reservando fácilmente y sin problemas de idioma. Descubre la verdadera gastronomía de Japón y huye de los lugares turísticos. Más información |
Takamori Saigō (Saigō Takamori, 西郷 隆盛, en onomástica japonesa) nació en 1828 en Kagoshima, en el antiguo dominio del feudo Satsuma (薩摩藩), uno de los más poderosos del Japón feudal.
Hijo de un samurái de clase baja, creció en una época de grandes cambios, marcada por tensiones políticas y el debate sobre cómo debía Japón enfrentarse al mundo exterior.
Desde joven se destacó por su integridad, su sentido del deber y su lealtad hacia sus superiores.
Sirvió al daimyō Shimazu Nariakira, quien apoyaba la modernización del país, pero también creía en la importancia de mantener los valores tradicionales japoneses.
Esa dualidad marcaría toda la vida de Takamori como ahora veremos.
Durante la Guerra Boshin, Takamori lideró las tropas imperiales contra el último shōgun Tokugawa, ayudando al emperador Meiji a consolidar su poder.
Fue considerado un héroe nacional y ocupó altos cargos en el nuevo gobierno.
Sin embargo, pronto comenzó a discrepar con la dirección que tomaba el país: la rápida occidentalización y la pérdida del espíritu samurái que fue marginando a su antigua clase social.
Justamente lo contrario de lo que deseaba el emperador Meiji: que Japón avanzara en la modernidad y el estilo occidental.
Del héroe imperial al rebelde
En 1873, Takamori se opuso al gobierno por una cuestión decisiva: la llamada controversia Seikanron (征韓論), sobre la posibilidad de invadir Corea.
Takamori creía que una guerra permitiría a los samuráis conservar su honor y su propósito, pero el gobierno rechazó la propuesta por motivos económicos y diplomáticos.
Decepcionado, abandonó Tokio y regresó a Kagoshima, su tierra natal, donde fundó academias militares privadas que pronto se llenaron de samuráis desempleados.
Aquellas escuelas se convirtieron en un símbolo de resistencia frente al nuevo régimen.
Finalmente, en 1877, estalló la Rebelión de Satsuma (西南戦争, Seinan Sensō), la última gran insurrección samurái contra el gobierno imperial.

Takamori, pese a su deseo inicial de evitar el conflicto, se puso al frente de sus antiguos compañeros.
Era una lucha sin esperanza: el nuevo ejército imperial contaba con armas modernas y miles de soldados, mientras los samuráis combatían con espadas y honor.
La guerra duró nueve meses y culminó en el Monte Shiroyama (城山) de Kagoshima, donde Takamori y sus hombres fueron rodeados.
Herido y sin posibilidades de victoria, el líder samurái decidió poner fin a su vida siguiendo el código del bushidō: se practicó el seppuku, el suicidio ritual reservado a los guerreros.
Su muerte simbolizó el fin de una era.
La batalla final de la película, en la que los samuráis cargan a caballo contra las ametralladoras imperiales, es un homenaje directo a la última defensa de Takamori en el Monte Shiroyama.
El mito del “último samurái”
Tras su muerte, el propio gobierno imperial que lo había combatido reconoció su valentía.
Años después fue perdonado y su figura pasó a encarnar el espíritu del Japón tradicional: la lealtad, la justicia y la búsqueda del honor incluso en la derrota.
En Kagoshima, su ciudad natal, una imponente estatua de Saigō Takamori se alza frente al Parque Central de Shiroyama, y su historia sigue siendo motivo de orgullo local.
También en el parque de Ueno (en Tokio) se puede contemplar una impresionante estatua de Takamori con su perro, inmortalizada en bronce.
Su leyenda ha inspirado libros, series (y películas, como ya sabemos).
El legado del último samurái
Hoy, Saigō Takamori sigue siendo una figura venerada en Japón.
Su historia simboliza el conflicto entre la modernización y la identidad, entre el progreso y la tradición.
Representa al guerrero que eligió morir fiel a sus ideales antes que vivir en un mundo que había dejado atrás los valores del bushidō.
Si te interesa el mundo de los samurái, te recomiendo leer nuestro artículo sobre el Bushido y el significado de los pétalos de cerezo.
Pero espera, que aún hay más similitudes entre la película y la realidad.
Jules Brunet, ¿el verdadero capitán Algren?
En la película «El Último Samurái«, el protagonista, Nathan Algren (Tom Cruise), es un oficial estadounidense traumatizado por su pasado que viaja a Japón para entrenar al ejército imperial.
Sin embargo, tras ser capturado por Katsumoto, se adentra en el mundo de los samuráis y aprende su forma de vida.
Según publicó Javier Sanz en el blog «Historias de la Historia«, el personaje de Tom Cruise estaría inspirado en un oficial francés llamado Jules Brunet (1838–1911).

Nacido en Belfort (Francia), Brunet era artillero del ejército francés y sirvió en la expedición a México bajo Napoleón III, donde se ganó la Légion d’Honneur por su valor.
En 1867 fue enviado a Japón como parte de una misión militar francesa encargada de modernizar el ejército del shogun Yoshinobu Tokugawa.

Brunet quedó fascinado por la disciplina, la espiritualidad y el código del bushidō de los samuráis.
Pero el país estaba dividido: el joven Emperador Meiji impulsaba una reforma total del Estado, apoyado por clanes poderosos como Satsuma y Chōshū, mientras que los leales al shogun defendían las antiguas tradiciones.
En 1868 estalló la Guerra Boshin, una guerra civil que enfrentaba a dos bandos: la modernidad y la tradición.
Cuando el shogunato fue derrotado en Edo (actual Tokio), Brunet y otros cuatro oficiales franceses desobedecieron las órdenes de su gobierno y se unieron al almirante Enomoto Takeaki (榎本武揚), que huyó con las últimas tropas leales al norte, a la isla de Ezo (蝦夷), conocida actualmente como Hokkaidō.
Allí establecieron la República independiente de Ezo (蝦夷共和国), proclamada en diciembre de 1868, con Enomoto como presidente y Brunet al mando de su artillería.
Fue el último bastión de los samuráis.
La batalla final en Hakodate
En la primavera de 1869, el ejército imperial japonés lanzó una ofensiva contra Hokkaidō.
A pesar del coraje y la pericia táctica de Brunet y sus aliados, las fuerzas imperiales superaban ampliamente en número a los defensores.
Tras una heroica resistencia, el fuerte de Goryōkaku (五稜郭) cayó en mayo de 1869.
Con su caída terminó la guerra y también se puso fin a más de seis siglos de dominio samurái.
|
En Japón Secreto llevamos casi 10 años ofreciendo información detallada y actualizada. Cada reserva o compra que hagas desde nuestra página web nos ayudará mucho y no te costará ni un céntimo más. |
Brunet regresó a Francia, donde fue juzgado por haber ignorado las órdenes de neutralidad, aunque más tarde fue readmitido en el ejército y llegó al rango de general.
En Japón, sin embargo, su nombre quedó grabado en la memoria como el del extranjero que luchó junto a los últimos samuráis.

El legado del último samurái
La historia de Jules Brunet simboliza el choque entre la tradición y la modernidad, un conflicto que marcó profundamente la identidad de Japón.
Su figura, junto con la del samurái Saigō Takamori, otro héroe real que lideró la Rebelión de Satsuma en 1877, considerada «la última rebelión samurái», inspiraron la película.
Lugares de rodaje de la película El Último Samurái

La película se rodó en Nueva Zelanda, principalmente en el valle Uruti, cerca del monte Taranaki.

Se eligió esta zona porque el Taranaki guarda un notable parecido con el Monte Fuji, además de contar con abundantes bosques y extensas áreas agrícolas.

¿Sabías que…?
En algunas aldeas de los Alpes Japoneses puedes visitar el interior de casas de campo japonesas como las que hay en la aldea de los samuráis de la película. ¡Incluso puedes dormir en una de ellas!
Algunas secuencias ambientadas en aldeas se filmaron en el área al aire libre de los estudios Warner Bros. en Burbank (California).

Pero lo más interesante es que otras pequeñas escenas se filmaron en el templo Engyōji, situado en lo alto del Monte Shosha, en Himeji.


Concretamente, algunas escenas se rodaron en los alrededores del Mitsunodō y en el sendero que sube hasta Sengakuin.

Para el Palacio del Emperador se filmaron escenas atravesando la gigantesca puerta Sanmon del templo Chion-in de Kioto.
Allí puedes ver el imponente tramo de escaleras que aparece en la película.


Visita Kagoshima
Si te interesa esta parte de la historia de Japón, viajar a Kagoshima es una oportunidad única para descubrir los lugares asociados a la vida del samurái Takamori.
Allí podrás visitar el Museo de la Rebelión de Satsuma, el Santuario Nanshū (南洲神社), donde reposan sus restos, y el propio Monte Shiroyama, desde el que se divisa toda la bahía de la ciudad y el volcán Sakurajima.

En cada rincón de Kagoshima, el nombre de Saigō Takamori resuena como un eco del pasado, recordando al hombre que luchó hasta el final por el honor y la dignidad de su pueblo.
Historia samurái en Hokkaidō
Hoy, lugares como el fuerte de Goryōkaku en Hakodate, el Museo de Enomoto Takeaki, y los restos de los campos de batalla de la Guerra Boshin permiten descubrir esta fascinante etapa de la historia japonesa, donde el espíritu del samurái se enfrentó por última vez al avance del mundo moderno.
Dedicado a Pebito, Pablo Guialén y a todos los apasionados por el Bushido y/o la película de El Último Samurái.
Todas las imágenes de la película que se muestran en este artículo: © 2003 Warner Bros. Ent. – Todos los derechos reservados
Fuentes: Wikipedia, Historias de la Historia, La Brújula Verde y movie-locations.com
Bibliografía:







