El mar ha moldeado la historia, la cultura y la vida cotidiana de Japón desde tiempos antiguos.

Como archipiélago formado por más de 6.800 islas, el país mantiene una relación profunda con el océano: fuente de alimento, inspiración espiritual y vía de conexión con el mundo.
En la tradición japonesa, el mar (海, umi) simboliza tanto la vida como la transformación.
A lo largo de los siglos, ha nutrido una gastronomía rica en pescados y mariscos —desde el sushi hasta los platos regionales de las costas de Hokkaido o Kyushu— y ha dado lugar a leyendas sobre criaturas marinas y deidades protectoras, como Ryūjin, el dios dragón del mar.
Los templos y santuarios costeros, como el célebre Itsukushima Jinja en la isla de Miyajima o el Hase-dera de Kamakura, reflejan esta conexión espiritual con el océano.

En las festividades veraniegas (Umi No Hi o “Día del Mar”), los japoneses celebran su vínculo con la naturaleza, agradeciendo al mar por su abundancia.
Para los viajeros, explorar el litoral japonés es una experiencia inolvidable.
Desde las playas tropicales de Okinawa hasta los acantilados de Tojinbo o los pueblos pesqueros tradicionales de la península de Noto, el mar ofrece paisajes de una belleza serena y diversa.
Ya sea practicando surf, admirando el amanecer en la costa del Pacífico o disfrutando de mariscos frescos en un mercado local, el mar en Japón no es solo un destino: es una forma de entender la esencia del país.